Problemas emocionales
¿Cuáles
son los problemas emocionales en los estudiantes?
Generalmente los niños con problemas
emocionales, conductuales y sociales presentan déficit en las habilidades
de socialización, pobre autoconcepto, dependencia, sentimientos de soledad,
conducta disruptiva, hiperactividad, distractibilidad, e impulsividad, lo que
afecta su rendimiento en la escuela.
La mayoría de los trastornos emocionales tienen
su origen durante la adolescencia, entre ellos, destacan la
ansiedad, depresión o frustración, aunque también es habitual tener casos de
reacciones irascibles. En la misma línea, se pueden llegar a agrupar varios de
los anteriores al mismo tiempo.
Existen
algunas estrategias generales para atender a los niños que presentan
dificultades emocionales y de aprendizaje, entre ellas están:
Realice
una tabla en la que liste el comportamiento de cada niño, la frecuencia y qué
lo dispara y perturba en una escala del 1 al 10. Sea específico y para cada
problema escriba por lo menos una estrategia para eliminar o cambiar el
comportamiento.
2. Identifique los problemas en su ambiente
Analice
si las personas que conviven con cada niño son muy severas, si su dinámica es
activa o realiza poca actividad, si tiene supervisión y si trabaja de manera
solitaria. Al observar la manera en que se educa y el ambiente de la casa, se
eliminarán algunos comportamientos poco deseables.
3. Modele la conducta saludable
Indique
los comportamientos que usted desea que el niño siga, como no hablar cuando
alguien más lo haga, guardar sus juguetes o sus útiles luego de usarlos.
Utilice voz tranquila, sin ser demasiado crítico.
4. Haga alianzas para tareas difíciles
Si nota que a su hijo le cuesta aprender algo o tiene poca habilidad, intente que trabaje con alguien más, puede ser un compañero de estudios, hermano mayor o tal vez un asistente o instructor. Indíquele al hermano mayor o compañero que será un modelo, de esta forma lo motivará a que sea más comprensivo al momento de desarrollar su papel.
5. Cuente sus retroalimentaciones
Haga
un registro de las retroalimentaciones positivas y negativas que les hace a sus
hijos. Es probable que muchas sean negativas, por ello busque áreas o
habilidades para elogiar y no ser negativo.
6. Sea específico
De
a sus hijos mensajes e instrucciones precisas y específicas.
7. Utilice premios correctamente
Elogios
ante otras personas, decir “gracias” o “bien hecho”, son acciones que elevan la
autoestima de los niños, tienen mejor resultado que dar regalos.
1. No gritar: Si la
situación llegara a salir de control por una discusión es importante tomar una
pausa y respirar para no utilizar gritos ni la fuerza porque nuestros hijos se
alejarán aún más. Además perderemos autoridad si nos ven vulnerables. Es
necesario mantener la conversación en forma de diálogo.
2. Razonar: Si se
dan situaciones complejas por los cambios en nuestros hijos, debemos ofrecerles
ayuda para que entiendan que no somos enemigos y que todos estos problemas
emocionales tienen una solución que tal vez no la ven.
3. Sin
castigos exagerados: Mientras estamos en una discusión con
nuestros hijos podemos perder la paciencia e instaurar un castigo severo o a
largo plazo, por lo que es mejor que tomemos una decisión de ese tipo al estar
más tranquilos. Debemos invitarlos a reflexionar sobre por qué se llegó a esa
situación.
4. Guiar pero
no dirigir: En esta etapa de cambios nuestros hijos pueden tener mucha
confusión para tomar decisiones, establecer un estilo, desarrollar su
personalidad, entre otros, por lo que es necesario que podamos enseñarles a
manejar sus emociones fuertes, como la ira, con respeto y auto control, para
que puedan desenvolverse de forma más armoniosa y no los tratemos de una forma
en la que queremos exigirles que sean o actúen de tal o cual forma. Así se
mantendrá respeto mutuo.
5. Comunicación
abierta: En esta etapa de cambios suele ser común que se retraigan y no
sepan qué están sintiendo. Por lo que es importante que podamos preguntarles
cómo se sienten sin que suene intrusivo. Por ejemplo, en lugar de preguntar
“¿Qué te pasa?”, puede ser mejor decir “Siento que estás triste, ¿es por algo
en especial?”. También es importante tratar sobre temas que suelen despertar
interés durante la adolescencia.
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